Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina
26 de octubre de 2012 – 11 de marzo de 2013
Museo Reina Sofía, Madrid
Perder la forma humana plantea una imagen de los años ochenta en América Latina que establece un contrapunto entre los efectos arrasadores de la violencia sobre los cuerpos, y las experiencias radicales de libertad y transformación que impugnaron el orden represivo. Cuerpos destrozados/cuerpos mutantes. Entre el terror y la fiesta, los materiales reunidos muestran no sólo las secuelas atroces de la desaparición masiva y la masacre bajo regímenes dictatoriales, estados de sitio y guerras internas, sino también los impulsos colectivos por idear modos de vivir en continua revolución.
La exposición señala la aparición múltiple y simultánea de nuevos modos de hacer arte y política en diferentes puntos de América Latina durante los años ochenta. Se presentan los resultados de una investigación en curso impulsada por la Red Conceptualismos del Sur, que, en su primera fase, se ha focalizado en algunos episodios del Cono Sur, Brasil y Perú, con la inclusión de casos puntuales de México, Colombia y Cuba. El lapso histórico considerado se inicia en 1973, año del golpe de Estado de Pinochet en Chile, y se extiende hasta 1994, cuando el Zapatismo inaugura un nuevo ciclo de protestas que refunda el activismo a nivel internacional. Ese período se corresponde con la consolidación del neoliberalismo como una nueva hegemonía, el ocaso de los socialismos reales y la crisis de la izquierda tradicional.
La exposición complejiza este panorama rescatando experiencias que plantearon formas de resistencia a través de soportes precarios como la serigrafía, la performance, el video, la acción poética, el teatro experimental y la arquitectura participativa. Estas prácticas se pueden agrupar en tres núcleos: las políticas visuales impulsadas por movimientos sociales como las Madres de Plaza de Mayo en Argentina y Mujeres por la Vida en Chile; las desobediencias sexuales, que incluyen experiencias de travestismo y corporalidades que impugnan la construcción tradicional de género; la escena underground que, a través de la música, la fiesta y la ética del “hazlo tú mismo”, construyó micromunidades que permitieron recomponer los lazos sociales quebrados por el terror.
Todas estas experiencias llevaron a extraviar la forma humana, tensionando y deformando la concepción humanista de sujeto, y dieron lugar a nuevas subjetividades que pusieron en crisis las formas de existencia conocidas, transformando los modos de entender y hacer política contrahegemónica.
Esta página está también disponible en: Inglés